Una autèntica delícia |
La Liebre estaba un día en el prado, como de costumbre,
cuando, sin previo aviso, vio cómo flotaba una botella en el río. Venciendo su
propia reticencia, la rescató y con ayuda de sus amigos pudo sacar el mensaje
que contenía. Un escueto Ojalá estuvieras
aquí que le impulsa a hacer las maletas, ir más allá de la frontera del
bosque, donde nadie de su especie se había atrevido a pisar, y remontar el
camino, río arriba. Pese a las lógicas dificultades que va a encontrar
(animales hostiles, la incerteza, el propio miedo, los prejuicios), la Liebre
no desfallece en ningún momento, porque cree que el mensaje, que no sabe quién
lo manda, merece ponerse en marcha. Y la ilusión por encontrar lo que busca, el
propio conocimiento y el conocimiento de los demás hacen que el periplo valga
la pena.
La estructura corresponde claramente a la de un relato
heroico, donde el protagonista parte para cumplir una tarea. A lo largo del
viaje experimenta peligros, conoce personajes que le ayudan y otros que le dificultan
el proceso. Y finalmente regresa,
sobreponiéndose en todo momento al propio miedo, convertido en alguien más
fuerte y sobre todo, más sabio. Sin embargo, lejos de ser una fábula donde los
seres de la naturaleza se caractericen tópica y superficialmente (tal como
algunos plantean la literatura para niños), tanto Liebre como sus amigos
(Lagarta, Cangrejo, Abeja y Viento), bajo una aparente sencillez, son
personajes llenos de matices. Y la complejidad latente contagia empatizar con
el héroe y con sus valores (amistad, coherencia, perseverancia, generosidad).
El buen oficio de la autora pone por escrito una narración que, a buen seguro,
leída en voz alta o simplemente en versión oral, debe de cautivar niños y
mayores.
Conec la Charo Pita. Una gran narradora.
ResponElimina